Esta soy yo : )

Esta soy yo ...

Soy Jeily madre de 2 hermosos chicos con diagnostico de autismo. Son mi vida, mi razon de ser.

Son 2 chicos totalmente diferentes. 2 Chicos exepcionales a los que amo con todo mi corazon.
Dos autismos totalmente diferentes, lo que hace uno no necesariamente lo hace el otro.
El tener dos hijos con autismo quiza me de mas fuerza para seguir buscando alternativas para lograr la mejoria que tanto deseo para mis hijos.
A pesar de que llevo luchando con el monstruo del autismo desde hace 6 años hace solo unos meses que comenzamos con el tratamiento Biomedico.
Lo cual incluye la dieta gluten & casein free. No conseguia mucha informacion de recetas que mi nene pudiera comer. Por lo general eran recetas de otros paises y me eran muy dificil conseguir los ingredientes y adaptarlas. Sentia que no podia, logicamente no podia permitir que mi niño no comiera.

Entonces me di a la tarea de ser CREATIVA y empezar a usar la creatividad en las comidas, todas estas anecdotas las comparto contigo en este blog.
Aqui te voy a decir todo lo que e hecho que me a dado buenos resultados y todo lo que e hecho que me a dado malos o ningun resultado y tambien compartire todo lo que e hecho mal.
Siempre teniendo bien claro que aunque tu hijo sea autista al igual que los mios esto NO quiere decir que lo que a mi me funciono a tí te funcione es tú desición si quieres implementarlo o no. Yo te puedo ayudar con mis experiencias a que tú camino no sea tan difícil como lo fue el mio.
Quizá algo de lo que leas te ayude.

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Aprendiendo a descifrar las necesidades de su hijo autista



lunes, 25 de mayo de 2009
Libni Sanjurjo Meléndez / Primera Hora



Luisito, de seis años, y Bryan, de tres, padecen autismo, pero la incertidumbre que rodea este desorden neurobiológico no mina la fortaleza de su madre, Surjeily Lebrón.
La relación entre Surjeily Lebrón y su hijo Luisito es tan enigmática como la que aún tiene la ciencia con el autismo.
Al igual que el desorden neurobiológico, Surjeily desconoce la causa de los berrinches de su primogénito y la cura que la lleve a entenderlo.
Con el tiempo, sin embargo, ha logrado descifrar varias de sus necesidades sin que pronuncie palabras.
Por las mañanas, el pequeño de seis años le abre la mano a la madre rendida por el cansancio de la víspera para colocarle entre sus dedos el vaso que la noche antes se dejó sobre la mesa. “Eso es: ‘Mamá, dame jugo’”, explica la mujer de 29 años de edad.
Pero hay ocasiones en que la impotencia se ha apoderado de ella. Como cuando Luisito le agarró la mano para llevarla a la cocina. Sabía que quería algo de allí, ¿pero qué? Le ofreció de todo.
“¡Luis, no te entiendo!”, le manifestó con desesperación. Su respuesta: gritos y golpes autoinfligidos en la rodilla. El niño quería agua.
“Se tomó esa agua y a mí me partió el alma, porque él no me pudo decir: ‘Mamá, quiero agua’ (llora)... No es fácil”, recordó.
Los especialistas le dicen que él puede hablar, que incluso escucha cinco veces más alto que nosotros, pero “hay algo en el cerebro... que es cuando él quiera”.
Ese hijo era el “más deseado del mundo”. Nació luego que Surjeily perdió un embarazo de gemelas. Luego llegaron Luis y Bryan, con autismo severo y leve, respectivamente.
Luis fue diagnosticado al año y siete meses de edad. Para ella su nene era perfecto; sin embargo, varias señales comenzaron a revelar que algo era diferente: se tapaba los oídos, caminaba en punta, aleteaba, no jugaba con otros nenes.


Antes de los cinco...


Desde entonces, comenzó una intensa carrera de resistencia y, a la misma vez, de rapidez, en la que la meta era lograr que mejorara antes de los cinco años.
“Ya después de los cinco no había mucho que hacer”, le indicaban las múltiples fuentes de información que devoró para entender lo hasta entonces desconocido.
El niño tenía tres años cuando intentó uno de los tratamientos prometedores. Pagaron unos $40,000.
Luis aprendió a seguir instrucciones cortas, como “dame el vaso”, a correr bicicleta e ir al baño solo. Pero no hablaba. Así que intentaron otro sistema que lo ayudaría a hablar.
Por varios meses pagaron $5,000, pero sucedió lo inimaginable.
“Poco a poco fue perdiendo destrezas: ‘Luis, dame los zapatos’, y él no sabía qué eran los zapatos... Ya no guardaba la ropa en la gaveta... Comenzó a taparse los oídos otra vez y al ruido: ‘¡Aaah!’ Yo estaba deprimida porque estaba llegando a los cinco años”, precisó.
Desde hace un año, Luis está sin terapias del habla porque el Departamento de Educación no le ha pasado su récord a otra compañía terapéutica, alegó.

¿Colgaste los guantes?

“No, no, bueno, es que uno no siempre está con la mente así (de positiva)... Hay momentos que uno cae, que uno dice: ‘Ya no puedo más’. Que uno ve que el nene, por más que uno hace, no echa pa’ alante” (llora)."Pero haci mismo te tienes que levantar y continuar luchando porque tu hijo te necesita".

¿Qué te da fortaleza?

“Ellos mismos, ellos mismos, porque yo sé que me necesitan”.

Surjeily Lebrón cuenta con el apoyo de su esposo, Luis J. Rivera, quien es policía municipal y estudia justicia criminal.
Su primogénito, confesó el padre, le ha enseñado a tener paciencia y a aplaudir los pequeños logros. “Cuando Luis empezó a abrazar -recordó- fue un logro brutal. Luis no abrazaba, Luis no te miraba. Ahora Luis mira a uno... Si no le doy el beso, le da el ataque”, destacó.

Ahora Surjeily se dedica las 24 horas del día a velar por el bienestar de sus dos pequeños.

“No es fácil, pero una mamá siempre está ahí, nunca se rinde, (aunque) tenemos que caernos en algún momento y llorar cuando uno no ve lo que uno quiere, cuando uno ve que echó pa' alante tres pasitos, pero echó pa' atrás siete”, confesó.






No se rindan,nunca pierdan la fe,Exito!!!