La hipoterapia: nueva herramienta terapéutica para el autismo


lunes, abril 25, 2011, 1:49 p.m. [General]
Maribella Martínez / Revista Mima: El a,b,c de la familia


En la búsqueda de herramientas terapéuticas para niños autistas la hipoterapia figura como una opción diferente . En la misma, una terapista ocupacional o del habla utiliza el movimiento del caballo como parte de un enfoque de rehabilitación integrada. En la Isla, Ileana Durand, directora de la Fundación Kidz on Top of the World, ofrece este tipo de terapia desde el 2010 a niños con autismo y trastorno de déficit de atención e hiperactividad.

“Originalmente lo quería hacer de forma recreativa y no como una terapia asistida. Al empezar a buscar información me encontré con la hipoterapia. Me llamó la atención porque tiene unos resultados impresionantes en niños con síndrome Down, hidrocefalia, autistas, distrofia muscular, déficit de atención, entre otras condiciones de salud. Sin pensarlo dos veces me lancé a tomar el adiestramiento en California, que lo ofrece la Asociación Americana de Hipoterapia, junto a mi amiga Marisabel Ramos, quien es dueña de caballos”, comenta la también madre de gemelos.

¿En qué consiste?

En el tratamiento, un terapista, en vez de brindar sus clases en una clínica, lo hace con el niño sobre el caballo mientras éste está en movimiento. “La terapista ocupacional trabaja para fomentar el buen desarrollo del niño y observar las áreas de motor fino, motor amplio, interacción social y si tiene problemas de escritura”, señala Mara Mateo, terapista ocupacional, quien junto con Ileana y Marisabel brindan la hipoterapia en Cuadra Kuilan, en Dorado. Según Mateo, durante una hipoterapia, si el niño tiene problemas sensoriales, lo primero a hacer es exponerlo a tocar diferentes texturas y juguetes para observar su respuesta. Luego explica que “el niño toca al caballo, socializa con él, tiene contacto visual. Montamos al niño y trabajamos diferentes destrezas como el balance, coordinación ojo-mano y seguir instrucciones. Aquí influye desde ambiente hasta el olor”, dice.

El caballo, parte fundamental del tratamiento

La inteligencia y docilidad del caballo son claves al elegir el animal a utilizar en la terapia. Éste debe ejecutar un movimiento de caderas y una pisada particular. “El paso es rítmico, consistente y repetitivo, explica Ileana. Cuando un niño está montado sobre un caballo y éste hace un movimiento de cadera lateral, por ejemplo, al pequeño se le moverán sus caderitas, pero no necesariamente tal cual como al caballo. Lo que buscamos es que con ese movimiento en las caderas el niño tenga cambios funcionales. El estímulo lo recibe la columna vertebral, sube por el sistema nervioso y llega al sistema neurológico. Se estimula su sistema sensorial y a la misma vez se está dando una terapia ocupacional del habla o física y consiguiendo cambios funcionales”, afirma Ileana.

Sobre cómo es el proceso inicial con cada niño, Ileana explica que junto a Mateo le hacen una evaluación, ven estudios anteriores que le hayan realizado y su historial. “También verificamos cómo está su sistema sensorial, motor grueso y fino. La terapeuta es la que define qué tratamiento se le va a brindar, es la que diseña la agenda y en qué vamos a enfocarnos con el niño. La terapia es una vez a la semana por unos 25 minutos. Hay niños que con dos meses de terapia es suficiente, otros necesitan entre seis a 12 meses”, asegura y añade que las terapias tienen un costo de $35 cada una y se llevan a cabo una vez a la semana.

Durante nuestra visita a Cuadra Kuilan hablamos con Surjeily Lebrón, mamá de dos niños, Luisito, de 8 años, quien padece de autismo severo y Bryan, de 5, diagnosticado con déficit de atención e hiperactividad y trastorno de oposición desafiante. “Desde la primera terapia Luisito sorprendió a todo el mundo. Se montó en el caballo e hizo todos los ejercicios”, dice Surjeily, una de las primeras personas que llegó a donde Ileana.

En cuanto a Bryan, quien también recibe este tipo de terapia, comenta que “no tiene el autismo que tiene su hermano. Además de la hipoterapia, toma terapia del habla, terapia ocupacional y psicológica. Con la primera hipoterapia logramos que estuviera más tranquilo”, acota esta mamá de 31 años.

“Es una madre excepcional, es una campeona. Luis tiene autismo severo y desde la primera terapia se sonrió e hizo contacto de ojos con nosotras. Cuando se baja del caballo, nos da sus brazos para que lo volvamos a montar. Esto es un gran paso para un niño que usualmente está en su mundo. Estos logros son los que me motivan”, puntualiza Ileana.